domingo, 6 de diciembre de 2015

CUENTOS DEL ANDE

Para Navidad, para un cumpleaños, para todo el año, los cuentos de tradición a base de la tradición oral tienen un encanto especial. Los recogí en mis viajes hablando con gente extraordinaria que los relataba con gusto. Son la historia de los Andes de Perú.
Escribí unas notas que copio con algunos dibujos de Kukuli que siempre ha estado con mis sueños.





El Divino Robapan de Oropesa, Cusco: ¡Un pan calientito de tradición oral, con pasas de mitos y leyendas, recién salido del horno!. ¡Cuentos que nutren de peruanidad el alma de los niños!

El Uchuchulko de Santiago de Tuna, Lima: ¡Les invitamos a  conocer a Uxhuchulko, el pequeño guardián de la vida silvestre!  ¡Vamos!

El cuento está en librerías y pueden también llamar a la sr.a Victoria al  4715789.




LA PORTERITA DE OTUZCO

En Quiruvilca, bajo el sol, el frío pellizca las mejillas. Avanza el día y muerde las manos, las rodillas y se va metiendo en los huesos convertido en alfileretazos que llegan a la médula. Los braseros con bolas de  carbón de piedra mezcladas con una arcilla especial para que dure no son suficientes para ese fiero mastín. El forastero que llega siente sus colmillos y se pregunta si es posible vivir y soñar en esas condiciones. Sí, lo hacen. En el asiento minero, por razones de sobrevivencia, una población de dieciséis mil personas se mimetiza con el frío reinante y pasan los años de su brazo.
Me dijeron que era un lugar de pesadilla. Que la gente brotaba de los agujeros de los cerros. Que los niños andaban tan sucios y pobres que parecían trasgos o duendes. Que los peones escupían los pulmones por la silicosis mientras el cementerio se iba poblando de cruces. Fui a Quiruvilca cuando estaba la Northern Perú Mining Corporation y era peor. El pueblo no es sombrío a primera vista. Su cielo es añil a más de 4,100 metros y sin embargo es gris  para la población de extrema pobreza.

En Quiruvilca se lucha por el pan de cada día y nadie quiere agregar a la hostilidad del ambiente la dureza del desempleo. Los wamachukus prehispánicos descubrieron probablemente  el mineral en su superficie. En runa simi Kiruwillka quiere decir "diente sagrado".La sacralidad de la plata en el mundo andino que va paralela a la del oro. Fueron  los españoles hambrientos de poder quienes abrieron las primeras minas obligando a los habitantes de las cercanías a cavar las galerías y morir sin un padre nuestro entre los derrumbes y las filtraciones.

En 1920 fue la Northern que comenzó a sacar plata, encontrando también cobre, zinc, oro, plomo. Por esos años se vivió una época de auge y ante el acicate de extraer las riquezas que guardaba el cerro en sus entrañas y hacer negocios el pequeño villorrio creció de la noche a la mañana con gente procedente de Usquil, Santiago de Chuco, Angasmarca, Otuzco, Trujillo, Huaraz, Lima, y también Alemania, Austria, Holanda, Dinamarca.          
La bocamina llegó a varios niveles bajo tierra hasta que la explotación de los minerales, sobre todo el cobre, paró una y otra vez. Sin embargo, había etapas en que se trabajaba  veinticuatro horas. Esos cambios afectaban a los mineros que trataban de ganar algo más a costa de todo. Los accidentes arreciaron en su afán de arañar más los minerales. 

Entonces volvieron los ojos a la religión. Había que llevar alguna imagen. Cualquiera, una santa señora, un santo varón, para aferrarse a ella desesperadamente y obtener su protección.
Otuzco está cerca y entonces evocaron a una Virgen dulce como una paloma, cuyas manos de lirio se juntan en actitud de ruego, quien les pareció capaz de pedir piedad a Dios por ellos. Su nombre cobró fuerza en sus labios morados. Era la Porterita, que escapaba  de su precioso altar para estar cerca de los necesitados, y ella fue elegida por aclamación.
En los inicios de su culto a mediados del siglo pasado, dice don Apolonio Aguilar Reyes, los ingenieros Wilford y Stocktom se interesaron en que escultores de Lima fueran a Otuzco e hicieran una copia de la Virgen. Al cabo fueron dos imágenes. Una del tamaño de la original y la segunda más pequeña, refiere el director del Colegio Ricardo Palma, profesor Wilson Tacanga García. Ambas viajaron a su destino dando lugar a una entusiasta movilización de los mineros y sus familias para  alcanzarlas  en el camino y darles la bienvenida. El párroco Ignacio Otayza de Motil celebró misas en el desvío de La Constancia y en Shorey, el centro administrativo, en cuyas cercanías se podía captar la visión espectral de los relaves y un viejo cementerio.

Cuando llegaron la fiesta inundó de música la plaza grande donde estuvo su hogar provisional  hasta que le hicieron su iglesia en una calle y hubo salva de camaretazos, color con la presencia de sus clásicos bailarines, los negritos, que arribaron con los gitanos, acudiendo también las típicas mojigangas de Santiago de Chuco. Una procesión linda, espectacular porque hasta ahora llevan sus andas los hombres del mineral vestidos con sus trajes de labor. La primera noche se bautizó con el brillante estallido de los fuegos artificiales que colgaron estrellas en el espacio. La Virgen de la Puerta llegó en julio y su celebración es única, pues su fecha patronal  es cívico-religiosa, bajada de su altar el 27,  el 28 la fiesta de la Independencia Nacional, y el 29 el día principal en que recibió el amor recién estrenado de sus nuevos devotos, que incluyeron la corrida de toros en su honor. Su entronización, se comenta, bajó la racha de accidentes y la intensidad de los fuertes ventarrones o "trombas del diablo".

Ella siempre será una Reina pero, en Quiruvilca, donde su presencia es un motivo para que los niños coman guiso de carne y pataska durante sus festejos, es la Virgen Minera y lleva el casco de plata de los Ospina, donado en 1968. A sus pies una luna blanca se tiñe con el arco iris del lake, un mineral de colores. Sus barrios la celebran por turno con la empresa. San Pedro, Miraflores, Central, Leoncio Prado Alto y Bajo y el Bronce. Unas semanas antes la Virgen pequeña, su "Inter", habrá ido de familia en familia para las novenas llevando a sus corazones un ligero soplo de esperanza.
Siempre se espera un mañana mejor.

Alfonsina Barrionuevo

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